En el Paraninfo de la Universidad de Sevilla se reunieron el jueves 7 de febrero de 2013, a las 7,30 de la tarde, un grupo de personas que recordaban vivamente a don Jesús Arellano y que habían tenido contacto con él con un motivo u otro: discípulos suyos, algunos ya catedráticos de universidad, colaboradores, antiguos residentes del Colegio Mayor Guadaira, personas que trabajaron con él, secretarias de su departamento y amigos varios que le trataron en algún momento de su vida. El afecto era el común denominador de los presentes. El ambiente era alegre y familiar. Parecía que el recuerdo de don Jesús no podía ser triste.
Presentó el acto, David Puentes, Director de la Fundación de Cultura Andaluza, Fundeca, principal editora del libro, que destacó el valor del trabajo realizado por los diferentes ponentes y los coordinadores de la edición. A continuación presentó a cada uno de los que componían la mesa cuando llegaba su turno.
Comenzó el profesor Arana, contando cómo le parecía a él que la atención de don Jesús por cada uno, era tan grande y sincera, su modo de dirigirse a él era tan sencillo y cordial, su respeto a su libertad era tan grande, que no le imponía nada, sino que ayudaba al propio interesado a sacar lo mejor de sí mismo. La disponibilidad del profesor Arellano era tan grande, fuera quien fuera el que deseaba hablar con él, que muchas personas se sentían muy agradecidas y con la sensación real de que don Jesús tenía una gran amistad con él. Muchas personas pueden afirmar que don Jesús había sido fundamental para encontrarse a sí mismos y desplegar su personalidad. De ahí el recuerdo vivo que seguían teniendo de él, lleno de afecto.
Intervino después el profesor Ollero, magistrado del Tribunal Constitucional, que contó sus recuerdos de la Universidad de Sevilla y la relación con los catedráticos. Contó el interés que suscitaba el profesor Arellano en su época de estudiante, aunque él era de Derecho y el prestigio que tenía en la Universidad. Relató algún encuentro ocasional y alguna conferencia a la que asistió sobre la democracia en el Círculo Balmes, que daba don Jesús. Recuerda que no habló sobre eso, pero sí sobre las oligarquías y su papel. A la vuelta del tiempo, le parece que aquellas palabras son muy actuales. Evocó con simpatía las diferencias de trato profesor-alumnos entre aquella universidad y ésta.
Después, el profesor Rodríguez Sacristán, expuso con palabras emotivas la relación que despertaba don Jesús Arellano, cómo se sentía deudor de su amistad y afecto y cómo le ayudó a formarse como persona y, posteriormente como profesor. La gran confianza que depositaba en las personas y en su capacidad. Su recuerdo, lleno de afecto y admiración nos llegó a todos por su discurso emotivo, sencillo y claro.
A continuación intervino el profesor Villalobos, que reivindicó el magisterio de don Jesús y sus escritos conocidos, independientemente de los que todavía no han visto la luz pública y que forman parte de su legado, aún por conocer. Con palabras sentidas y con tono enérgico valoró las principales aportaciones de don Jesús al saber filosófico y su importancia en la filosofía actual.
El profesor emérito, José Mª Prieto, intervino profundizando en los aspectos principales de su pensamiento filosófico, que fue siempre un pensamiento en vivo, vivido, aunténtico, comprometido, un pensamiento coherente con la vida y tocando siempre las cuestiones decisivas de la existencia humana, la verdad, la libertad y el amor. Sus ideas estaban entrelazadas de modo dialógico y permiten una compresión de la totalidad de los aspectos trascendentales de las cosas y de los hombres, abiertos a la trascendencia, de modo que su filosofía resulta ser la plasmación de su vida cristiana. Su actividad como catedrático durante más de 60 años iba dirigida a estimular el propio pensamiento de los demás y una conciencia de compromiso intelectual y social. Esta intervención fue la más densa, porque se refirió al sentido y alcance del pensamiento de don Jesús. A pesar de la dificultad de lo tratado, consiguió captar la atención de todos con su discurso lleno de profundidad y cariño.
Por último, habló Fernando Fernández, de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Rábida, uno de los coeditores, que propugnó que el pensamiento de don Jesús, fuese presentado también en Madrid y dado a conocer y estudiar en las universidades madrileñas y su profesorado filosófico, a lo que él prestaba su apoyo. Evocó cómo don Jesús Arellano, con don Vicente Rodríguez Casado y don Florentino Pérez Embid, habían dado junto a otros valiosos catedráticos, un ambiente intelectual y humano en la Universidad de la Rábida, difícil de repetir.
Cerró el acto David Puentes, de la Fundación de Cultura Andaluza, Fundeca, agradeciendo a los intervinientes en la mesa, sus aportaciones a la figura y el pensamiento de don Jesús Arellano y al público, su presencia y su afecto.
Queda ahí a disposición de todos este nuevo libro, cuya lectura nos puede hacer recordar el ambiente de las primeras décadas de Guadaira y nos puede incitar a profundizar en el sentido de la vida y la obra de su primer Director, de aquello que nos quiso proponer y que nos hizo pensar.