Queridos amigos:
Un número discreto de asistentes, suficiente para pasarlo estupendamente en esas pocas horas en Guadaira. Quino disfrutó como siempre con su gente. Es verdad, que a última hora, se le estropeó la asistencia a varios amigos que querían venir, pero eso no nos hizo olvidar su recuerdo. Así lo recordó el sacerdote en la Misa, pidiendo por los presentes, sus familias y necesidades, así como por las de los ausentes que no hayan podido venir por distintos motivos. También pedimos por los difuntos de estas promociones, siempre queridos.
Félix Nieto y Luis Carlos Ginés se llevaron una gran alegría, después de muchos años sin verse. Todos estaban muy contentos al reencontrarse. Antonio Guindo vino con Ana, su esposa, y José Luis Rodríguez con Ana María, la suya. Luis María Gonzalez Méndez, Jesús Gridilla y Chema González Herranz se preguntaban por unos y por otros. Quino Molina fue recibiendo a la gente y recordándoles anécdotas. Adrián fue dando la documentación a la gente y la tarjeta, estilo congresos, para reconocernos todos, si es que hacía falta.
José María Prieto nos habló de Don Jesús Arellano y del ambiente que creó en Canalejas, el Guadaira inicial, valorando el clima de confianza y respeto simultáneos y el espíritu de trabajo y de cordialidad que reinaba. Las cosas se aprendían con la suavidad de una familia bien avenida en la que Don Jesús «era la última luz que se apagaba y la primera que se encendía» en palabras de un residente de aquellos primeros años, Pepe Chaves.
Glosó también la faceta de Don Jesús Arellano, catedrático joven de Filosofía y el impacto de sus clases y el respeto a la libertad intelectual de todos. Comentó también José María la unión entre lo que decía y lo que pensaba Don Jesús, de tal modo que en sus clases parecía que estaba naciendo la filosofía. A ese sistema le llamó la dialógica. Recibía a todo tipo de gente y siempre, respetando su modo de ser y de pensar, les ayudaba a descubrir por ellos mismos lo mejor que llevaban dentro. Dedicó muchísimas horas a las personas en la Universidad y luego volvía a Guadaira , disponible para contestar todas las preguntas, para animar la tertulia y para abrir horizontes a la gente.
El tono entrañable de José María, testigo presencial muchos años, tanto en Canalejas como en la Universidad, nos conmovió y nos abrió luces de la importancia de conocer bien la figura de Don Jesús y su repercusión en la vida de Guadaira y en tantas generaciones de universitarios que asistieron a sus clases. José María leyó algunos comentarios de personas de aquella época, de alto nivel humano e intelectual e hizo referencia al libro «Semillas de verdad» publicado hace unos años y que recoge muchos testimonios personales de personas muy diferentes y lo que les había supuesto el encuentro con Don Jesús.
Adrián, el Secretario de Amigos de Guadaira, que se ocupó de nosotros y de hacernos amable el día, nos puso en el salón de actos unas fotos de los que formaban las promociones 71-73, bajo el lema de «Tal como éramos». que nos divirtió mucho.
Volvimos a la sala de estar y ya estaba preparadas comidas y bebidas, del modo más agradable.
Después tuvimos una tertulia estupenda en la que todos recordaron a Quino, momentos divertidos y entrañables de aquellos años y Quino, con su buena memoria los completó y matizó de modo todavía más divertido.
Al final, José Luis, hizo entrega de un cuadro con el equipo de fútbol campeón de la liga de los Colegios Mayores en el 73. Nos llenó de alegría y José Luis estaba muy emocionado. Salisteis casi todos en la tertulia sobre aquellos años y nos reímos mucho con las distintas incidencias.
En fin, un día redondo, con los presentes y los ausentes y Don Jesús Arellano recreando Guadaira en el recuerdo de estos 70 años pasados.
Un abrazo a todos.
Antonio